El Comib da la bienvenida a los nuevos médicos jubilados

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El Col·legi de Metges de les Illes Balears (Comib), a través de su Vocalía de Médicos Senior, ha organizado el primer acto de bienvenida a los colegiados recién jubilados con el objetivo de mantener vivo el contacto entre colegas, además de rendir homenaje a la trayectoria profesional de los médicos de Balears en el momento de su jubilación.

El Dr. Teo Cabanes, vocal de Médicos Senior del Comib, hizo un repaso de las actividades culturales, deportivas, gastronómicas y de ocio realizadas por la vocalía, así como proyectos que se llevarán a cabo en los próximos meses, y presentó la ponencia “Dignidad de la Vida y Eutanasia: Autonomía, Respeto y Objeción de Conciencia”, impartida por el Dr. Juan José Rodríguez Sendín, miembro de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM).

El Código de Deontología Médica (CDM) requiere crear y extender entre la colegiación unos comportamientos asimilados al “buen quehacer médico”. En suma, una manera de vivir la profesión médica, que implican respeto al otro, no discriminar a nadie, tomar en consideración las convicciones ajenas, no imponer las propias y convivir pacíficamente en el desacuerdo, ha explicado.

La conducta profesional que propone y promueve el CDM supone respeto escrupuloso y sensibilidad con los derechos humanos y la evidencia científica, pero también insta a trabajar en la exploración de lo más justo, y con ello encontrar los límites de la legitima autonomía tanto de pacientes como de médicos.

Para el Dr. Rodríguez Sendín, “al buen médico le acompaña una actitud moral para responder a un principio fundamental: humanidad y respeto para todos los pacientes con el fin de prevenir, aliviar y tratar, en todas las circunstancias, el sufrimiento humano”.

Respeto por la dignidad del ser humano, de todos los seres humanos por el hecho de serlo, sin distinción, que es precisamente lo que justifica todos los demás respetos.

El Dr. Rodríguez Sendín explicó que “es lo que conlleva aceptar sus derechos y defenderlos, lo que nos lleva a admitir y actuar teniendo en cuenta que todos los hombres y mujeres son algo valioso en sí mismos, tienen valor propio, que existen y deciden por derecho, en cualquier caso, independientemente de nosotros, del que los observa”.

La autonomía del paciente en la intimidad de la relación clínica quedaría reducida a la mínima expresión si no va acompañada con el respeto, mediado por la prudencia y el “deber por el deber”. Se espera la “voluntad buena” del médico en la intencionalidad de sus actos, ya que el valor moral sólo puede radicar en la voluntad del hombre, en “querer hacer el bien”.

“Con el respeto el médico reconoce el valor único e insustituible de la vida humana, no sólo considera a todos iguales, sino que además está comprometido con todos sus pacientes por igual, respetando sus decisiones. Todos los seres humanos son igual de valiosos en sí mismos”, ha insistido.

El respeto conlleva la defensa y protección entusiasta de los valores personales del hombre socialmente frágil debilitado o incapacitado por la enfermedad, incluso aunque no los demande”.

Ese entusiasmo le permitirá “defender y exigir el respeto a las decisiones del paciente e independientemente del nivel de aceptación o conformidad personal del médico con ellas, siempre y cuando las mismas estén amparadas por la Ley y no contravengan la buena praxis médica”, ha concluido.